El cultivo de uva de mesa en España es muy conocido. Se concentra principalmente en la zona de Levante, siendo Alicante, Murcia y Andalucía los lugares más conocidos por ello. A todos nos gusta comer una uva carnosa y dulce, especialmente cuando llega Nochevieja. Sin embargo, detrás de esos famosos racimos se encuentra un elaborado proceso de cultivo. ¿Quieres conocer toda la información? A continuación te enseñamos algunos trucos para ayudarte en su desarrollo.
Análisis del terreno
El primer paso es eliminar y desinfectar siempre todos los restos de vegetación anteriores para que el suelo quede lo más sano y limpio posible. Lo ideal es conocer el tipo de terreno a tratar pero, si no es así, es importante hacer un análisis para valorar todas sus capacidades, carencias, nutrientes que ofrece y su nivel de caliza.
Tras esto, se debe elegir la variedad de vid que mejor se adapte a las condiciones del terreno. La variedad elegida tiene que proceder de un vivero establecido que pueda certificar su categoría y estado sanitario (hablamos de transmisiones por plagas e injertos). No podemos olvidar valorar el clima de la zona donde se vaya a realizar el cultivo, así como su inclinación, ya que si supera el 8% y hablamos de una pequeña superficie habrá que abancalar el terreno.
Para conseguir un suelo adecuado al cultivo, tendremos en cuenta los siguientes consejos:
- Mantenerlo estable y humificado con hojas, materia orgánica o sarmientos.
- No realizar un volteo de horizontes del suelo.
- Utilizar abonos verdes, es decir, plantas que dejamos crecer sin el fin de obtener fruto, sino que aprovechamos como fertilizante natural.
- Conservar la porosidad del suelo mediante técnicas como el acolchado. Debemos tener en cuenta el mantenimiento de humedad.
- No aplicar fertilizantes en caso de haber charcos, nieve o agua estancada.
Sistemas de conducción de la uva
La disposición de la estructura de la planta es necesaria ya que la uva es trepadora y necesitará de un soporte para aprovechar al máximo su producción. A la hora de escoger el sistema más apropiado, deberemos valorar aspectos como la variedad de uva, la topografía, las labores posteriores que necesitará como pueden ser la poda. Algunos de estos sistemas son «el parrón español», «cruceta californiana simple», «puglia, «Open Gable», entre otros muchos.
Riego
Deberá ser localizado y encontrarse establecido sobre el suelo. Esto hará más efectivo el riego. La dosis y frecuencia dependerá de diversos factores, como la variedad de la uva, el clima, las instalaciones, la productividad, … aunque también pueden verse afectadas por límites legales o socioeconómicos.
Aun así, partiremos de unas necesidades medias en conformidad a la uva:
- 500 – 600 milimetros para variedades precoces.
- 700 – 1000 milimetros para variedades tardías.
- 300 – 600 milimetros en espaldera y parrales.
Poda
Eliminación de las partes vivas de la planta para influir en los procesos fisiológicos de ella. La poda debe realizarse como mínimo anualmente y en reposo vegetativo, de esta manera, evitaremos provocar daños mayores en un futuro.
Los restos resultantes no pueden ser quemados, está prohibido por la ley. Deberemos actuar dependiendo del estado de dichos restos:
- Normalmente, los restos serán troceados y triturados para romper los sarmientos y evitar así la proliferación de plagas, para más tarde incorporarlos al terreno y enterrarlos. Esto supondrá una más rápida degradación. Estos alimentarán y fortalecerán el suelo, aportando nutrientes entre otros aspectos.
- En el caso de que los restos estén infectados por hongos o plaga, se tendrá que solicitar una autorización para quemarlos y seguir las instrucciones de seguridad que esta recoge.
Tras conocer estos consejos, es el momento de ponerse manos a la obra y realizar un buen cultivo de uva de mesa.