Una práctica agrícola eficiente reduce exponencialmente el impacto sobre el medio ambiente y, además, permite el aprovechamiento óptimo del cultivo, lo cual influye directamente sobre lo que consumimos y los recursos que obtenemos de nuestra región. Para conseguirlo, es esencial hacer un buen uso de los fertilizantes, ¿sabes cómo?.
Los fertilizantes: presentes en el día a día del agricultor
Ya sea para un pequeño jardín de plantas o para una finca con varias hectáreas de cultivos, los fertilizantes presentan un papel protagonista. Todos ellos siempre estrictamente regulados para garantizar que sean seguros, tanto para las personas que los emplean como para aquellas que están en su entorno.
El agricultor, en el que recae una gran responsabilidad, debe de elegir de forma adecuada la cantidad de fertilizantes, así como tiene que saber escoger el momento idóneo para que las plantas se nutran tanto como sea posible. Sin olvidar que existen factores que influyen en la absorción de esos nutrientes, tales como:
- La variedad del cultivo.
- La fecha de siembra.
- La rotación de cultivos.
- Las condiciones del suelo.
- El tiempo.
Con el uso de fertilizantes, logramos aumentar en gran medida la profundidad, haciendo que nuestras plantas y alimentos capten más nutrientes del suelo. Sin estos productos las raíces serían muchos más débiles y por lo tanto sería más fácil que la planta o el alimento pereciera.
A continuación, os vamos a ofrecer una serie de recomendaciones básicas para poder llevar a cabo de forma correcta el uso de los fertilizantes, que principalmente se basan en adquirir un producto de calidad, situado o colocado en el lugar oportuno, en el momento apropiado y en su dosis adecuada.
Con los pies en la tierra
Nunca mejor dicho. La mayor parte de los impactos que se producen de forma negativa sobre nuestro hábitat o el mal uso que se realiza de los productos fertilizantes, deriva de no establecer unos objetivos de rendimiento realistas. Algunos agricultores intentan sacar el máximo rendimiento a sus plantaciones en un mínimo espacio de tiempo, exigido, en la mayoría de ocasiones, por el bajo precio al que tienen que vender sus productos. Esta práctica no es para nada aconsejable y debemos de mencionarla como nuestra primera recomendación para hacer un buen uso de los fertilizantes.
Análisis del suelo
Hay gran número de factores que influyen en el estado de una superficie de cultivo. Por eso, no todos pueden tratarse o utilizarse del mismo modo.
Con el estudio del suelo podremos saber si el suelo que estamos utilizando está preparado para satisfacer las necesidades que estamos intentado cubrir. Y si no lo está, sabremos que sobre exigirlo solo será una pérdida de tiempo, dinero y recursos.
Además, para utilizar eficientemente y responsablemente estos productos además de hacer un análisis completo del suelo, también será necesario realizar un balance nutricional completo. En el que hay que tener en cuenta lo siguientes aspectos:
- Cultivo anterior.
- Fertilización del cultivo anterior.
- Enmiendas orgánicos.
- Residuos del mismo.
- Clima de la región.
Con o sin abono
Debemos tener presente que el uso de abono es ideal para aumentar la fertilidad de nuestros campos de cultivo. La combinación de abono orgánico y fertilizantes minerales resulta una mezcla ideal para la salud de nuestro suelo, puesto que mejorará las propiedades y los nutrientes que las plantas luego extraerán de él.
Los nutrientes primarios
El oxígeno, el carbono y el hidrógeno forman parte, en gran medida, de la composición de la mayoría de las plantas, pero hay otros elementos que también estimulan y forman parte del crecimiento de las plantas.
Si nos adentramos en esos otros elementos o nutrientes primarios que necesitan los cultivos para su crecimiento, podemos destacar:
- El nitrógeno.
- El fósforo.
- El potasio.
Pero estos no son los únicos, ya que para un correcto crecimiento de la planta, entran en juego un gran número de elementos que en diferentes cantidades hacen que la misma crezca exponencialmente.
La forma de riego
La eficiencia del proceso de fertilización está asociada directamente a la forma de riego que se utilice, que permite una distribución eficiente del agua sobre la superficie del suelo. El flujo de agua debe de ser lento para ello se pueden utilizar desvíos, terrazas, estanques de sedimentos u otros sistemas que nos ayuden a ralentizar el flujo del agua y así el sedimento pueda asentarse.
Aquí subrayamos los sistemas de riego más empleados por los agricultores:
- Riego por gravedad.
- Riego por aspersión.
- Riego por goteo.
Cuando la aportación de los nutrientes se hace de forma correcta, conseguimos mejorar el rendimiento de las plantas de manera notable sin dañar nuestro entorno.
¡Cuidado con las mezclas!
Sin duda el uso los fertilizantes en necesario hoy en día para alcanzar el rendimiento deseado en nuestras cosechas, pero no podemos olvidar que hay un gran número de fertilizantes válidos para el correcto crecimiento de nuestro cultivo, pero hay algunos de ellos que pueden afectar tanto al cultivo como a la superficie del suelo si se aplican al mismo tiempo.
Es importante identificar y conocer cuáles de ellos no podemos almacenar ni utilizar en el mismo lugar.
Otras recomendaciones
Alternar distintos cultivos también mejora las condiciones químicas, físicas y biológicas del terreno a la vez que combate los posibles patógenos.
La planificación también es una de las premisas más importantes, pues resulta vital saber planificar cosechas a largo plazo. No busques el rendimiento o beneficio a cortos plazos, piensa en grande, piensa en futuro.
Y, por supuesto, no hay que olvidar que invertir en medios, recursos y herramientas para nuestro suelo y cultivo es uno de los mecanismos más rentables y efectivos si queremos obtener grandes resultados, tanto en nuestra tierra como en el entorno que la rodea. Apuesta por una agricultura sostenible, producir más y respetar más es posible.