Este cultivo es sensible al exceso de nitrógeno y potasio.
En el caso de exceso de aportación de nitrógeno, aunque se aumenta el vigor de la planta que supone un aumento del peso de la baya y del racimo y por tanto del rendimiento, conduce a la estimulación del crecimiento vegetativo que dificulta el proceso de agostamiento y maduración de la uva, afectando negativamente a su calidad. Además se potencia el desarrollo de Botritis (podredumbre de racimos), aumenta el riesgo de presencia en el vino de compuestos no deseables.
Una excesiva aportación de potasio puede determinar la escasez de magnesio, con quien tiene un efecto antagónico, por lo que es muy recomendable el aporte simultáneo de ambos nutrientes, cuya relación MgO/K2O en peso nunca debe ser inferior a 1/3.
Muy relevante es la aportación de hierro en forma de Fe(II) para evitar la clorosis.
Es importante aportar materia orgánica entre 500 y 1500 kg/Ha parea mejorar la actividad biológica del suelo y la absorción de nutrientes.
La relación media N:P2O5:K2O debe situarse en 2:1:3
